La ciencia ciudadana democratiza la ciencia al involucrar a personas no especializadas en diversas fases del proceso científico. Facilita la contribución individual, promoviendo inclusión y ampliando el alcance de investigaciones mediante la participación colectiva de comunidades.
La ciencia ciudadana es la colaboración entre la comunidad científica y la ciudadanía para realizar investigaciones que permitan resolver problemas sociales o ambientales.
Aunque se asocia con la recolección de datos, la ciencia ciudadana abarca todo el proceso científico, desde el diseño hasta la publicación.
Es crucial que la sociedad esté informada y consciente de su papel, contribuyendo con datos y un entendimiento del objetivo general.
Los proyectos de ciencia ciudadana se estructuran en varios niveles de participación, desde la contribución de datos hasta la integración completa de la ciudadanía en el diseño y desarrollo del proyecto.
Una metodología común es el ciclo de gestión de datos, donde las personas recopilan información, que luego es validada y analizada por el área experta.
La información recopilada se deposita en repositorios accesibles tanto para la comunidad científica como para la sociedad en general.
La estructura de los proyectos debe ser transparente, con un plan claro que permita a las y los participantes conocer cómo y para qué se utilizarán los datos.
Involucrar a las personas en ciencia ciudadana requiere estrategias que motiven la curiosidad y el compromiso a largo plazo.
Una táctica clave es la transparencia en los objetivos del proyecto y el impacto potencial que tendrá en la sociedad. Gamificación, incentivos y la creación de embajadoras y embajadores, estas son estrategias efectivas para mantener la participación activa.
Los datos generados por la ciudadanía en estos proyectos son cruciales para la ciencia moderna.
Desde observaciones meteorológicas hasta análisis de biodiversidad, las personas proporcionan un volumen de datos que sería difícil de obtener solo por la comunidad científica.
Es esencial que estos datos se gestionen de manera responsable, con acceso abierto e interoperabilidad.
La gestión adecuada garantiza su utilidad tanto para la comunidad científica como para la sociedad en general a largo plazo.
